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Sindrome de Burnout o trabajador quemado

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Sindrome de Burnout o trabajador quemado

Investigaciones recientes han revelado datos alarmantes que establecen una correlación preocupante entre la salud mental y el ambiente laboral en España. Según estos estudios, una abrumadora mayoría, superando el 80%, de los trabajadores españoles ha experimentado episodios de estrés prolongado. Además, más del 40% ha contemplado la posibilidad de renunciar a su empleo durante el transcurso del año 2022. Estas cifras no solo resaltan un problema creciente en el mundo laboral sino también señalan hacia una crisis de bienestar que afecta a una parte significativa de la población activa.

Entre las causas principales de este descontento y malestar en los trabajadores se encuentra el síndrome de burnout, también conocido como síndrome del trabajador quemado o, simplemente, burnout. Este fenómeno no solo merma la productividad y el compromiso del empleado sino que también deteriora su salud mental y física. A lo largo de este artículo, desgranaremos las características esenciales de este síndrome, ofreciendo una visión detallada sobre qué es, cómo se manifiesta y, lo más importante, cómo podemos detectarlo a tiempo para prevenir sus efectos nocivos.

Síndrome del trabajador quemado, ¿qué es exactamente?

Para alcanzar un estado de realización y satisfacción en el ámbito laboral, es imprescindible que se cumplan tres condiciones esenciales: encontrar satisfacción personal en el trabajo realizado, sentirse valorado y reconocido por los compañeros y superiores, y recibir una remuneración justa y generosa acorde al esfuerzo y desempeño. La ausencia o deficiencia en cualquiera de estos aspectos puede ser el caldo de cultivo para el desarrollo de frustraciones profundas, las cuales, si no se manejan adecuadamente, pueden desembocar en el síndrome de burnout.

El síndrome de burnout se caracteriza por un estado de agotamiento exhaustivo a nivel físico, emocional y mental, derivado de un estrés laboral crónico que no ha sido gestionado eficazmente. Este estado de fatiga se traduce en una disminución significativa del rendimiento en el trabajo, así como en un deterioro de la salud general del individuo.

El concepto de burnout fue introducido por primera vez en la década de 1970 por el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger. Originalmente, describió los efectos devastadores del estrés severo y prolongado entre profesionales de la salud, como médicos y enfermeras, quienes, tras largos períodos de dedicación intensa a sus pacientes, terminaban completamente ‘quemados’, tanto física como mentalmente. Con el paso del tiempo, se ha reconocido que este síndrome no discrimina profesión ni oficio, afectando a un amplio espectro de trabajadores en diversas áreas, desde labores domésticas hasta altos cargos ejecutivos.

¿Quiénes son más susceptibles al síndrome de burnout? Se identifican principalmente tres rasgos de personalidad que pueden predisponer a los individuos a sufrir niveles más altos de estrés:

  1. Perfeccionistas: La constante búsqueda de la perfección puede parecer un motor para el logro y la excelencia; sin embargo, a menudo resulta ser una fuente de ansiedad y estrés innecesarios.
  2. Desconfiados: Aquellos que sienten reticencia a delegar tareas por desconfianza hacia los demás suelen enfrentar sobrecargas de trabajo, incrementando así sus niveles de estrés.
  3. Altas Expectativas: Idealizar los resultados de los proyectos puede conducir a desilusiones marcadas cuando las expectativas no se cumplen, generando frustración y descontento.

Comprender estos factores y cómo interactúan en el ambiente laboral es crucial para abordar el burnout de manera efectiva y fomentar un entorno de trabajo saludable y productivo.

¿Cuáles son los síntomas para identificar el burnout en el trabajo?

Podemos dividir los síntomas del síndrome del trabajador quemado en síntomas físicos, emocionales y conductuales.

Síntomas físicos

Las manifestaciones físicas del burnout son de las más fáciles de identificar. Entre ellas podemos mencionar:

  • Fatiga o agotamiento: la persona está todo el tiempo cansada, es incapaz de hacer frente a situaciones laborales y siempre se encuentra sin energía suficiente para hacer los deberes y tareas.
  • Dolores musculares y problemas gastrointestinales frecuentes: las situaciones de estrés y ansiedad producen falsas señales de urgencia en el organismo y segregación excesiva de neurotransmisores como la adrenalina, que provocan trastornos tensionales en los músculos y en estómago e intestino. Una persona “quemada” puede tener ganas de comer y de ir al baño todo el tiempo (e inclusive ganar unos kilos) o, al contrario, saltarse varias comidas al día y no evacuar nada.
  • Un sistema inmunitario deprimido: el estrés repercute negativamente en el sistema inmunológico, disminuyendo el número de anticuerpos y de la actividad general de las células inmunitarias. Esto nos hace más propensos a invasiones bacterianas y virales.
  • Cambios en los hábitos del sueño: las cantidades ingentes de estrés afectan la calidad del sueño, lo que hace que el descanso no sea el suficiente como para prepararnos para la siguiente jornada. Esto se convierte en un ciclo: no dormir bien o no dormir lo suficiente no permite pensar con claridad en el trabajo, lo que genera a su vez más estrés y nuevamente el no poder dormir bien o completamente, y así.

Síntomas emocionales

Entre las manifestaciones emocionales del síndrome del trabajador quemado encontramos:

  • Dudar de las capacidades y sensación de fracaso: es común sentir que no es posible no cumplir los objetivos y metas planteadas, a pesar de que estén muy cerca de ser alcanzados.
  • Desapego y pérdida de motivación: la falta de apoyo, el encontrarse en un clima laboral tóxico, tener expectativas muy altas para el rol que se desempeña, la sensación de estancamiento profesional y los problemas de comunicación hacen difícil el seguir hacia adelante en el aspecto laboral.
  • Perspectiva cada vez más cínica y negativa: el estrés saca lo peor de las personas, y mantenido en el tiempo genera un distanciamiento emocional que genera insensibilidad con respecto al trabajo.
  • Disminución de la satisfacción y la sensación de logro: el trabajo debería ser algo que aporte positivamente a nuestras vidas. Un trabajador que no se siente reconocido, no se le remunera lo suficiente, cae en la monotonía o no se siente inspirado por quienes están a su alrededor no es un trabajador feliz, por lo que no celebrará los logros.

Síntomas conductuales

Se producen cambios en la conducta de un trabajador cuando ya ha llegado al límite del burnout. Estos son:

  • Abandono de las responsabilidades: se producen faltas frecuentes e injustificadas, llegar tarde/salir temprano es el pan de cada día y poco a poco disminuye la productividad hasta abandonar completamente las funciones.
  • Procrastinación: dejar las tareas y el cumplimiento de los objetivos para el último minuto o que una tarea tome más tiempo que de costumbre es una señal de que algo no anda bien.
  • Usar alimentos, drogas o alcohol para sobrellevar la situación: hay quienes recurren a los efectos calmantes, estimulantes o inhibitorios de las drogas para olvidar los problemas del trabajo.
  • Descarga las frustraciones en los demás: este es un muy mal hábito. Cuando los niveles de frustración son constantes, es cuestión de solo dar un paso y saltar a la agresividad con los demás que nos rodean, cuando no tienen la culpa de nada.

El síndrome de burnout o síndrome del trabajador quemado es un problema multifactorial que requiere una solución multifacética: pensar qué es lo que contribuye al agotamiento y hacer cambios puede ayudar, pero si, a pesar de todo el esfuerzo, nada cambia, es momento quizás de replantear tus prioridades.

Estrategias de prevención y manejo

Para abordar el síndrome de burnout de manera efectiva, es esencial adoptar un enfoque holístico que contemple acciones tanto a nivel organizacional como personal. Las organizaciones juegan un papel determinante en la prevención de este desgaste profesional, no solo por su capacidad para moldear el entorno laboral, sino también por su influencia en las dinámicas diarias de sus empleados. Crear una cultura corporativa que priorice el bienestar de los trabajadores, promueva un equilibrio saludable entre las responsabilidades laborales y personales, y proporcione vías para el crecimiento y el desarrollo profesional es fundamental. Además, es crucial establecer un entorno que fomente el apoyo mutuo, el reconocimiento del esfuerzo y la valoración de cada contribución individual.

Desde la perspectiva del individuo, el desarrollo de estrategias personales para gestionar el estrés se convierte en un componente clave para prevenir el agotamiento. Establecer límites claros entre la vida laboral y personal, adoptar hábitos saludables como la práctica regular de ejercicio físico y técnicas de relajación como la meditación, y cultivar una red de apoyo social sólida, son pasos esenciales hacia la preservación de la salud mental y física. Adicionalmente, el aprendizaje de técnicas para una delegación efectiva y la configuración de expectativas laborales realistas son habilidades cruciales para evitar la sobrecarga de tareas y minimizar el estrés laboral.

En este sentido, la educación sobre el manejo del tiempo y la priorización de tareas emerge como una herramienta valiosa para los empleados, permitiéndoles distinguir entre urgencias reales y presiones autoimpuestas. Asimismo, fomentar una comunicación abierta y efectiva dentro de los equipos puede ayudar a identificar signos tempranos de burnout, permitiendo una intervención oportuna antes de que el estrés se convierta en un problema mayor.

Para las organizaciones, implementar programas de bienestar que incluyan sesiones de entrenamiento en manejo del estrés, ofrecer servicios de asesoramiento psicológico y promover actividades que incrementen la cohesión y el bienestar del equipo, como retiros y talleres, puede ser de gran ayuda. Estas iniciativas no solo benefician a los empleados afectados por el burnout, sino que también contribuyen a la creación de un ambiente laboral más positivo y productivo.

Conclusión

El síndrome del trabajador quemado es una realidad compleja que desafía el paradigma tradicional del éxito laboral, recordándonos la importancia de cuidar nuestro bienestar en un mundo cada vez más exigente. Reconocer los signos y síntomas del burnout es el primer paso crítico hacia la recuperación y prevención de este fenómeno. Es esencial que tanto empleadores como empleados adopten medidas proactivas para crear un ambiente laboral que valore y promueva la salud mental y física, garantizando así la sostenibilidad y el éxito a largo plazo tanto para el individuo como para la organización.

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